Una desesperada empleada doméstica negra se acostó con su jefe millonario para conseguir dinero para el tratamiento médico de su madre. Cuando todo terminó, él hizo algo que cambió la vida de ella para siempre…

Una desesperada empleada doméstica negra se acostó con su jefe millonario para conseguir dinero para el tratamiento médico de su madre. Cuando todo terminó, él hizo algo que cambió la vida de ella para siempre…

La lluvia caía con fuerza esa noche cuando Clara Williams, una empleada doméstica de 27 años, tomó la decisión más difícil de su vida. La cirugía de corazón de su madre costaba 50.000 dólares, y el hospital había sido claro: sin el pago por la mañana, detendrían el tratamiento. Los ahorros de Clara apenas llegaban a mil. Desesperada, miró su teléfono, con el dedo tembloroso sobre un número que nunca pensó que llamaría.

Ethan Moore, su jefe, un millonario de 40 años dueño de la mansión que ella limpiaba, era conocido por su frialdad y perfeccionismo. Sin embargo, también era un viudo con una profunda tristeza detrás de sus agudos ojos grises. Clara había escuchado una vez que donaba grandes sumas a organizaciones benéficas. Quizás, solo quizás, le quedaba algo de piedad para ella.

Cuando llegó a su ático, su voz se quebró mientras rogaba por ayuda. Ethan escuchó en silencio, con expresión indescifrable. Luego, tras una larga pausa, dijo palabras que la destrozaron:

«Te daré el dinero… pero pasa la noche conmigo».

Clara se congeló. Su mente gritaba no, pero el rostro pálido de su madre la atormentaba. Susurró un «sí», con el corazón roto mientras lo seguía a la habitación.

La noche pasó en silencio: sin pasión, solo desesperación y vergüenza. Cuando amaneció, Ethan dejó un cheque en la mesita de noche y dijo suavemente: «Me aseguraré de que tu madre reciba el tratamiento. Pero nunca más tendrás que trabajar para mí».

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