Ayudó a un millonario en la carretera… y luego su anillo reveló un secreto familiar
Él sonrió. “No te equivocas”.

Se rieron disimuladamente. Entonces Elijah notó el brillo de un anillo en su mano izquierda. No era llamativo, pero sí único: un anillo de oro de aspecto antiguo con una esmeralda incrustada. El anillo tenía intrincados diseños grabados.
—Es… un anillo muy bonito —dijo, señalando con la cabeza su mano.
Amara se quedó congelada por medio segundo, luego miró su mano y sonrió levemente.
—Sí. Era de mi madre. Me lo heredó justo antes de morir.
Elijah entrecerró los ojos. Había algo familiar en ello.
“Perdón por preguntar, pero… ¿dónde lo consiguió tu madre?”
Amara se encogió de hombros. «Es una reliquia familiar. Nunca dijo mucho. Solo me dijo que era más vieja de lo que parecía y que nunca la vendiera».
La mente de Elijah daba vueltas. Había visto ese anillo antes, o algo increíblemente parecido. Años atrás, durante una recaudación de fondos organizada por la fundación de su familia, su abuelo había hablado de un anillo que había pertenecido a una mujer a la que amaba, pero con la que había perdido contacto. Una mujer negra. En aquel entonces, ese tipo de relaciones eran controvertidas, incluso prohibidas. Una vez le mostró a Elijah una foto del anillo. Y era exactamente igual a este.
“¿Estás bien?” preguntó Amara, sacándolo de su aturdimiento.
Levantó la vista, con los ojos llenos de preguntas. “Dijiste que tu mamá te dio eso. ¿Alguna vez te dijo el nombre de su madre?”
Es que… el anillo se parece a uno del que me habló mi abuelo. Él… él estaba enamorado de una mujer que lo llevaba. Mucho antes de que yo naciera. Nunca la volvió a ver.
La mirada de Amara se posó en el anillo. Entreabrió los labios, como si estuviera a punto de decir algo, pero luego negó con la cabeza.
—No lo sé. Mi madre nunca hablaba mucho de sus padres.
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