Historias con moraleja, personalidad y relaciones Me casé con una mujer de 60 años en contra de la voluntad de su familia, y luego descubrí un secreto que sacudió mi mundo entero.

 

Si me amas, deja que Eleanor Hayes muera como una buena mujer.

Bajé la cabeza, con lágrimas en los ojos.

No porque tuviera miedo de perder esa fortuna, sino porque por primera vez entendí:
Amar a alguien que ha cometido un error no significa amar el pecado, sino amar la parte de él que aún siente remordimiento.

4. Dos años después…

Eleanor murió una mañana de otoño, mientras las hojas amarillas caían por todo el porche de la villa de Portland.
Estuve a su lado hasta su último aliento.
Antes de cerrar los ojos, dijo en voz baja:

“Ethan, eres el perdón que no me atrevo a pedir”.

Después del funeral, la prensa publicó una gran noticia:

“La empresaria Eleanor Hayes falleció, dejando todos sus bienes, valorados en cientos de millones de dólares, a su joven esposo”. La gente cotilleaba, algunos criticaban, otros sentían envidia.

Pero nadie lo sabía, no toqué ni un céntimo.

Vendí la cadena de restaurantes y todo el dinero fue a la Fundación Eleanor, que ayuda a mujeres maltratadas, algo que Eleanor siempre había querido hacer.

Cada año, en el aniversario de su muerte, vuelvo a la vieja villa.

Sentada en la silla donde ella solía tocar el piano, escucho su pieza favorita, “Moonlight Sonata”.

Y cada vez, siento algo, como su voz, susurrando en el viento:

“Hiciste un buen trabajo, Ethan.

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