El cuidado domiciliario es genial, pero combinado con algunos hábitos inteligentes es aún mejor:
- Nunca salimos sin protección solar (aunque el cielo esté nublado).
- Te mimamos con nuestra nutrición: fruta, verdura, buenos aceites… tu piel los ama.
- Bebemos agua como un parisino disfruta su café : ¡a menudo y en pequeños sorbos!
- Abrazamos la regularidad: como una rutina que nos hace sentir bien, sin presión, pero con consistencia.
Trata tu piel con amor y te lo agradecerá con un brillo radiante y natural.