Un médico descubre una acumulación de esmegma de 30 años de antigüedad debajo del prepucio de un hombre casado que sufría dolores insoportables.

En realidad era esmegma, una mezcla de sebo, células muertas de la piel y otras impurezas. Normalmente, una buena higiene personal previene este tipo de acumulación. Pero el hombre en cuestión no parecía ser muy partidario de lavarse a fondo.

Un olor difícil de ignorar. 

La acumulación de esmegma había desprendido un olor tan fuerte que impregnaba todo el consultorio. El médico concluyó que el hombre probablemente nunca se había lavado esa zona. Desconocía por completo que retraer el prepucio era necesario para lavarse bien los genitales.

Un fenómeno raro pero evitable 

Según el Dr. Chen, aunque estos casos son poco frecuentes, atiende aproximadamente uno cada dos años. Reiteró que un simple lavado diario con agua y jabón suave es suficiente para prevenir estas situaciones extremas.

Los riesgos asociados a la acumulación de esmegma

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