UNA NIÑA POBRE QUE LLEGA TARDE A LA ESCUELA ENCUENTRA A UN BEBÉ INCONSCIENTE ENCERRADO EN UN COCHE…

Con manos temblorosas, Patricia se puso los guantes y observó desde la puerta cómo su corazón latía con fuerza. Elena estaba a su lado, aferrada al marco de la puerta como si fuera lo único que la mantenía en pie. —Esto no es normal —murmuró el Dr. Acosta, examinando los ojos de Benjamín—. Ya he visto estos síntomas antes. De repente, una horrible revelación cruzó su rostro. El día que murió mi padre. —¿Tu padre? —preguntó Elena en un susurro—. Él también era médico —respondió, sin apartar la vista de Benjamín.

—Estaba investigando los efectos secundarios de medicamentos experimentales. La noche que murió, tuvo exactamente los mismos síntomas. Patricia sintió un escalofrío recorrerle la espalda al recordar las palabras de Montiel en el restaurante. —Dr. Acosta, su padre. Todos dijeron que fue un infarto —la interrumpió con voz tensa. —Pero ahora necesito ver el registro de visitas de hoy. ¿Quién ha estado en esta habitación? —Una enfermera se apresuró a buscar el registro mientras continuaban estabilizando a Benjamin. Patricia se acercó a la cama, observando los monitores que mostraban la información.

Y a veces, añadió Elena, esos momentos de valentía nos llevan justo adonde necesitamos estar. Un año después, Patricia caminaba por los pasillos de la Facultad de Medicina, con sus libros aferrados al pecho, igual que aquel día que corrió a la escuela. Pero ahora, en lugar de preocupación, su rostro reflejaba determinación y propósito. En su casillero, junto a sus horarios y apuntes, había una fotografía. Estaba con la familia Acosta. Benjamín estaba sentado en su regazo, sonriendo a la cámara, y junto a la foto había una nota manuscrita de Teresa, encontrada entre sus últimas pertenencias.

A veces, el acto de valentía más pequeño puede desencadenar los cambios más grandes. Confía siempre en tu corazón. Patricia tocó la nota con delicadeza, recordando todo lo que había sucedido desde aquel día en que decidió romper la ventanilla de un coche para salvar a un bebé: las vidas que se habían entrelazado, las verdades que habían salido a la luz, la justicia que finalmente se había impartido. Mientras se dirigía a su siguiente clase, Patricia supo que había encontrado su verdadero camino.

Ella no solo sería médica, sino la clase de médica que Teresa hubiera querido que fuera: alguien que no solo cura cuerpos, sino que también defiende la verdad y la justicia. El pequeño Benjamín, que ahora crece sano y fuerte, jamás recordaría aquel terrible día. Pero su familia jamás olvidaría a la joven estudiante que tuvo el valor de hacer lo correcto, desafiando todos los pronósticos y cambiando sus vidas para siempre. Y así, lo que comenzó como un acto impulsivo de valentía se transformó en algo mucho mayor: una lección sobre el poder del coraje, la importancia de la verdad y cómo un simple acto de bondad puede desencadenar una serie de cambios que afectan no solo nuestras propias vidas, sino también las de todos los que nos rodean.

 

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