En el funeral de mi esposo, recibí un mensaje de texto de un número desconocido: ‘Sigo vivo. No confíes en los niños.’ Pensé que era una broma cruel.

En el funeral de mi esposo, recibí un mensaje de texto de un número desconocido: ‘Sigo vivo. No confíes en los niños.’ Pensé que era una broma cruel…

Allí, junto a la tierra recién removida que estaba a punto de tragarse cuarenta y dos años de mi vida, mi teléfono vibró. Un mensaje de un número desconocido envió un frío escalofrío a mi alma en duelo.

Estoy vivo. No soy el que está en el ataúd.

Leave a Comment