Mi novio me dejó cuando estaba embarazada porque a su madre no le gustaba. He criado a mi hijo sola durante 17 años. Hoy me encontré con su madre. Estalló en lágrimas. “Lo siento”, susurró con voz temblorosa, “Te he estado buscando todos estos años”. ¿Quién hubiera pensado que saber la razón me enfurecería aún más?
Nunca imaginé que un simple giro en la esquina del mercado pudiera cambiar por completo diecisiete años de una vida cuidadosamente reconstruida. Iba con prisas, la mente llena de horarios, la tutoría de mi hijo y las facturas que tenía que pagar antes de fin de mes. Entonces la vi. Inconfundible, incluso después de tanto tiempo: el mismo cabello bien peinado, la mirada fría que solía juzgarme desde lejos. Pero esta vez no era fría. Estaba llena de lágrimas.
Me quedé helada. La bolsa de verduras casi se me resbala de las manos. Ella también se detuvo, como si alguien hubiera apretado un botón que congelara el mundo. Y entonces ocurrió algo que jamás habría imaginado: se puso una mano en el pecho, se acercó a mí con pasos vacilantes y, antes de que pudiera reaccionar, me abrazó.
Su voz tembló:
Perdóname… Te he estado buscando todos estos años.
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