Una niña de 13 años fue llevada a urgencias con el vientre hinchado, pero cuando el médico le realizó una ecografía, llamó inmediatamente a la policía.

Una niña embarazada de 13 años fue llevada de urgencia a urgencias y confesó la verdad al médico, quien, atónito, alertó de inmediato a la policía. La tarde en que Lucía Ramírez, de trece años, acudió a urgencias del Hospital General de Zaragoza, la evaluación inicial solo sugería un fuerte dolor abdominal. Llegó con su tía María, quien la encontró doblada en el sofá, llorando suavemente, algo inusual en la niña. Inicialmente, el personal clínico sospechó una dolencia común: una infección, apendicitis o quizás un problema gástrico. Nada hacía presagiar la revelación que ese día deparaba.

El médico de guardia, el Dr. Javier Morales, un profesional con más de dos décadas de experiencia, notó algo preocupante en el comportamiento de la joven. Evitaba el contacto visual, respondía bruscamente y se agarraba el abdomen con fuerza. Tras una revisión preliminar, Javier solicitó una ecografía urgente, convencido de que existía un problema subyacente grave.

Al mover el transductor por el abdomen de la niña, la pantalla mostró una imagen inconfundible. Javier dejó de respirar momentáneamente y miró a Lucía con una mezcla de sorpresa y profunda preocupación.

—Lucía… —preguntó con suavidad— ¿sabías que estás embarazada?

 

 

 

 

 

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